Queridos hermanos y amigos:
Os saludo con gran cariño y
os aseguro que os tengo presente en mi oración diaria ante la Virgen de
Consolación y cuando celebro la Santa Misa en nuestra Parroquia, está
siendo un periodo duro, así me lo estáis manifestando
con vuestras llamadas, mensajes y correos electrónicos... yo también lo
estoy viviendo con la misma sensación que vosotros.
Os felicito porque de
diversos modos, con creatividad e ilusión, estáis ejerciendo vuestra
responsabilidad ciudadana en nuestro hermoso pueblo de El Coronil, sin
salir de casa, como nos han pedido nuestras autoridades,
de manera que nos cuidemos unos a otros. Nuestra obediencia ejemplar es
un gran testimonio.
Os agradezco vuestra
muestras de cercanía y cariño, que me habéis manifestado por encontrarme
tan lejos de mi familia, especialmente de mis padres.
Tengo muy presente toda la
vida de nuestra Parroquia, rezo por todos los grupos y por todas las
personas, os pongo rostro y le hablo al Señor de vosotros a diario... os
agradezco que me enviéis mensajes para que
pida en las misas...
Me he acordado de nuestros niños y niñas que recibirían la Primera Comunión, de sus
catequistas y padres; de nuestros jóvenes de Confirmación que se iban a confirmar dentro de unas semanas; del estupendo grupo de
Confirmación de Adultos que se preparan para la Confirmación; de todas
las parejas que se preparaban para sus Bodas en la Parroquia; de los
niños que están esperando para ser bautizados... Me estoy acordando con mucho cariño de los
abuelos de la Residencia y de sus familias, de los trabajadores;
de los enfermos que en estos días habrían recibido mi visita
para llevarle la Comunión en la Pascua de Resurrección, a ellos les voy a
mandar una carta postal estos días; rezo por
los que han fallecido estos días en nuestro pueblo, no hemos podido despedirlos, por sus familias...me acuerdo de las numerosas
familias que acuden a nuestra Cáritas Parroquial; nuestros
Coros; nuestras Hermandades, en estos días celebraré el Triduo ante la Divina Pastora;...grupo de Vida, Pastoral Familiar, Liturgia... podría seguir enumerando la cantidad de rostros y vidas que presento a diario
al Señor en el Sagrario, dándole las gracias por poder serviros y amaros, imitando desde mi pobreza su inmenso amor.
Nos dice el Arzobispo y os copio literalmente:
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El confinamiento al que nos vemos sometidos tiene consecuencias pastorales muy diversas. Dios quiera que sirva para fortalecer la unidad en el seno de nuestras familias y su conciencia de ser iglesia doméstica. Ojalá pronto podamos congregarnos en torno al altar como pueblo santo de Dios.
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Una consecuencia de la actual situación es que la economía de la Archidiócesis y de las parroquias se está resintiendo, con los templos y la catedral cerrados y el cese de las colectas. La aguda depresión económica que se anuncia va a ahondar todavía más las dificultades. En estas circunstancias, estamos llamados a explicar con sencillez a nuestros fieles la situación, convocándoles a la corresponsabilidad de todos en el sostenimiento de la Iglesia. Invitad también a los fieles a ayudar a la Iglesia, Archidiócesis o parroquias, mediante suscripciones periódicas.
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La aportación más original, necesaria y propia de nuestra acción pastoral es aquello que la Iglesia ha hecho siempre y que nos está recordando en esta Pascua la lectura del libro de los Hechos: el anuncio de la fe, mediante la catequesis, la homilía y la proclamación de la Palabra que salva; la santificación de los fieles a través de los sacramentos, y el cuidado de los pobres, sin olvidar el cultivo de nuestra propia vida interior para no desfondarnos y vaciarnos reclamados por tantas urgencias. Bien sabéis que los pobres se están multiplicando en estas semanas y que el futuro de muchos hermanos nuestros es especialmente tenebroso.
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Haremos también muy bien ayudando a Cáritas diocesana y las Cáritas parroquiales, de las que sois los últimos responsables y que tenéis que cuidar muy cercanamente.
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Compartid con los pobres con generosidad lo que os sea posible. Os transcribo el consejo de san Pablo con ocasión de la colecta que él organiza para los pobres de la Iglesia madre de Jerusalén: “Mirad: el que siembre tacañamente, tacañamente cosechará; el que siembra abundantemente, abundantemente cosechará. Que cada uno dé como le dicte su corazón: no a disgusto y a la fuerza, pues Dios ama al que da con alegría” (2 Cor 9,6-7).
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Si el confinamiento ha favorecido nuestra creatividad pastoral, la tragedia que nos ha sobrevenido debe favorecer la comunicación cristiana de bienes en esta hora de tanto sufrimiento para los pobres, que vosotros palpáis cada día. En ella resuena la voz del Resucitado: “lo que hicisteis con uno de estos, mis hermanos más pequeños, conmigo lo hicisteis”. Resuena también el eco del testimonio de la primera comunidad cristiana: “los creyentes vendían posesiones y bienes, y lo repartían entre todos, según la necesidad de cada uno”.
La llamada del Arzobispo a la responsabilidad para el sostenimiento de la parroquia, ya la hize hace unas semanas, cuando os escribí una carta, porque como bien sabéis la Parroquia tiene unos gastos fijos mensuales, que hay que hacer frente (Préstamo de los Remedios, electricidad, Seguridad... en torno a 650€, de esto os dí cuenta no hace mucho tiempo) y sabéis que se les hace frente a estas deudas, con las colectas dominicales, la venta de la lotería, los sacramentos, el archivo parroquial, estipendios.
A estos gastos inevitables, hay que sumar con urgencia, la necesidad de sostener nuestra Cáritas Parroquial.
Os pido que seáis generosos en las medidas de vuestras Posibilidades y que colaboréis con el sostenimiento de la Parroquia y con Cáritas.
La forma puede ser con una domiciliación bancaria periódica, por ejemplo: sumando la aportación que haces en la misa de cada domingo; aquí están los números de cuenta:
La Caixa ES58 2100 4410 5401 0019 8935 (Cáritas El Coronil)
La Caixa ES91 2100 8095 9021 0021 1788 (Parroquia El Coronil)
Mil gracias por vuestra colaboración para poder seguir sosteniendo nuestra Parroquia.
Un fuerte abrazo a todos. Os echo mucho de menos.
Vuestro Párroco. Pedro Sola