10 mayo 2020

Quinto Domingo de Pascua

1. “Nos hiciste, Señor, para tí, y nuestro corazón está inquieto hasta que descanse en Tí” San Agustín. Esta es nuestra continua aspiración en la vida.

Lo primero que podemos admirar en el Evangelio es la delicadeza de Jesús.

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* “No estéis turbados. Creed en Dios y creed en mi”. Se preocupa de que no se turbe el corazón de los discípulos. La Pasión estaba cerca. Jesús sabe que este acontecimiento será causa de gran desconcierto para los discípulos y se preocupa de ellos.

* “Voy a prepararos sitio en la casa del Padre...” Muestra delicadeza en el modo de hablar del misterio Pascual. Se trata de un misterio trágico, pero el lo presenta con imágenes familiares y sencillas.

* ¿Cómo se prepara el sitio? Mediante su sufrimiento, su pasión y su resurrección.

El sitio que Jesús nos prepara está en su cuerpo martirizado y después resucitado. Ahora todos somos miembros de su cuerpo, porque nos ha preparado un sitio en Él. Podemos decir que el sitio que nos ha preparado está en su corazón. Él no permitió que su corazón fuera traspasado para que, en cierto sentido, pudiéramos entrar en Él, para darnos este corazón suyo.

* Delicadeza y generosidad, para la preparación del sitio, a través de una acción que ha sido muy costosa. Pero es una acción realizada con un inmenso amor: “los amó hasta el extremo”


2. Jesús se presenta como el camino para llegar al Padre, Jesús es todo para nosotros, es el camino, es el sitio adonde vamos. Debemos seguirle como se sigue un camino; debemos imitarle. Y le imitamos si vivimos su amor, porque Jesús es camino por el hecho de que nos amó hasta el extremo. Reconociendo a Jesús como el camino ¿habrá quien no encuentre la ruta hasta el Padre?. Sabiendo que Jesús es Verdad, ¿habrá quien la busque en otro lugar?. Teniéndolo como Vida, ¿habrá quien deje a la muerte la última palabra?

* Jesús es un camino de amor generoso. Este tipo de amor no es fácil de realizar. El amor nos atrae, pero el amor generoso nos da miedo, porque es costoso.

* Si queremos contemplar al Padre, debemos contemplar a Jesús, escucharle y después seguirle. Así conocemos mejor a Dios, y así se nos ha revelado Dios en sus gloria, que es una gloria de amor. El misterio Pascual y el rostro de Jesús nos han revelado la grandeza y la bondad de Dios.

* “Quien cree en mí, hará las obras que yo hago, e incluso mayores, porque yo me voy al Padre” la obra de la Iglesia es obra del mismo Jesús, del Jesús resucitado. Nosotros estamos llamados a realizar la obra de Dios, de una manera mas modesta, pero real, en nuestra vida. Cada cristiano tiene la vocación de realizar la obra de Cristo, en unión con él por medio de la oración y del amor.

En nuestra vida debemos transformar poco a poco el mundo según el designio del Padre, gracias a nuestra oración y a nuestra unión con Jesús en el amor generoso.

3. “El es la piedra viva, desechada por los hombres, escogida y estimada por Dios, por eso, acercándoos a él, también vosotros, como piedras vivas, entráis en la construcción de un templo espiritual y formáis un sacerdocio santo, que ofrece sacrificios espirituales, aceptables a Dios por medio de Jesucristo”. Tenemos aquí en la segunda lectura una presentación espléndida de la vida cristiana.

* Cristo es la piedra Viva, es el fundamento de todo el edificio.

* El que cree en Cristo se transforma en piedra viva, para la construcción de un templo espiritual, animado por el Espíritu Santo.

* En esto consiste nuestra vocación en ofrecer sacrificios espirituales, actividades normales de nuestra vida, que se transforman gracias a la unión con Cristo muerto y resucitado.

* En la primera lectura leemos que las circunstancias difíciles contribuyeron al progreso de la construcción. En la iglesia primitiva había judíos de lengua hebrea y otros judios de lengua griega. Existía rivalidad entre ellos. Nos cuenta la lectura como unos se quejan de los otros. El descontento era porque según los de lengua griega sus viudas no eran atendidas en el reparto diario. Frente a esta situación, los Doce convocan al grupo de los discípulos y distribuyen el trabajo apostólico. En nuestra iglesia actual también hay problemas, ¿Cuáles? Demos hacer un reparto de tareas para atenderlo todo: lo espiritual y lo material. Todos debemos contribuir en la construcción de la Iglesia. De modo que la paz y la alegría de Cristo resucitado llenen nuestros corazones.